Pensión III, el regreso.

—Buenos días señorita.

—Buenos di..., ¡Ot-tia!, ¿otra vez tu?

—Dígale a Papá que salga.
—¡Jodeeeeel!, ¡pápaaaaa!

—¡No se pué ni echal la siesta en este jodío garito!, ¿que pasa?, ¡ohiva!, ¿quesesto?.

—Vengo definitivamente a por el puesto de ama de llaves.

—¿Y que tas hecho?, esto ya es otra cosa, ¡mmm!, vaya escote y vaya tetas, y ese trajecico tan ceñido.

—Oiga por favor no toque.

—Es que no lo puedo remediar, la verdá es que soy gay.

—Pues debería hacer como yo para encontrar su sexualidad, leer a Kinsey, para mi fue revelador y opté por el cambio de sexo. Pero, si es gay, ¿como es que le motiva una mujer como yo?

—Es que es una cosa rara, además soy tortillera.
—¡Cáspita...!, si que va a tener que leer a Kinsey, y le vendá bien para otras cosas bastante evidentes en este establecimiento, era también entomólogo y seguro que puede sacar ideas para minimizar ese problema de cucarachas y chinches que tiene. ¿No advierte que mientras hablamos nos cambian de sitio?, escuche, escuche...

—¡ RUMBLE, RUMBLE !

—¡¡¡ Cucarachas en mi casa !!!, por ahí si que no paso, ven aquí que te vas a enterar...
—¡¡¡¡ K-PRAK !!!!

—¡Ay, Ay, que daño me ha hecho usted again!, me ha roto la cofia y era de cristales de esvarosqui.

Nota:

Las onomatopeyas son un homenaje a Stan Lee.

Perdón por la tardanza pero había discrepancias con mi editor sobre el contenido.