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sábado, 14 de noviembre de 2009

El almuerzo.


Siempre se habla de la siesta como algo netamente español pero hay algo que creo practicamos mucho mas, algo que por otra parte nos une porque es mejor hacerlo en compañía, se trata de almorzar.
Hay quien lo practica a diario porque las características de su puesto laboral hacen que así sea y hay quien lo hace esporádicamente por diferentes circunstancias. Mi caso por ejemplo corresponde al segundo grupo.
Yo la verdad es que podría hacerlo todos los días pero al final no cabría por las puertas. Por otra parte, almorzar para luego tener que volver a trabajar no es lo mio, luego no doy pie con bolo.
Debido a estas dos circunstancias aprovecho para almorzar los sábados, la faena no es de gran importancia y al ser solo un día el colesterol no se acumula diariamente y lo voy quemando a lo largo de la semana a base de autocontrol.
A la hora del almuerzo nuestro cuartel general es el Candeque, lugar peculiar donde los haya debido al perfil personal de los dueños principalmente. El candeque podríamos decir que es un establecimiento multidisciplinar en el que dependera de ti y se desarrollará sobre el terreno el tipo de ambiente que desees.
Si tienes ganas de ser agredido verbalmente no tienes mas que tocarle la fibra a Candeque padre para atiborrarte de sensaciones, veanse casos como Cartagenera o Pedro García, masoquistas declarados que acuden a oír sobre si mismos barbaridades de toda índole.
Si lo que quieres es algo parecido a lo anterior pero algo mas light no tienes mas que buscarle las cosquillas al hijo, el resultado viene a ser el mismo pero mas suavizado y acorde con los tiempos. El padre es de la vieja escuela.
Si te limitas a abrir la boca de vez en cuando pero sin alzar mucho la voz, Candeque hijo te deleitará con sus chistes y te meterá algo de caña suave, un ambiente menos directo y en ambos sentidos, de él hacia ti y de tu hacia él, faltando con segundas y bilateralmente.
La jefa de la casa se limita a observar la mayor parte del tiempo y a poner caras de esa expresión tan taustana de "No tengo ganas de verlos".
El menú es muy variado pero nosotros (mi socio y yo) de normal solo comemos güevo frito con lomo, longaniza o cualquier otro tipo de lardo. Hay otra clientela fija con la que alguna vez (como hoy) compartimos mesa pero que son mas de lardo diverso y abundante sin güevo.
El almuerzo del sábado llega a convertirse en una especie de patología cuando no te lo administras, si no almuerzas se producen episodios de ansiedad acompañados de movimientos peristálticos en vacío y producción de jugos gástricos descontrolada, tipo perro de Pavlov. Por regla general también se experimenta un empeoramiento de la hostia, quiero decir de normal a mala, que hace que contestes mal a tus interlocutores y te vuelvas malencarado.
Llega un momento pues, en el que no te quedan otros cojones y te ves abocado a ir al almuerzo cual cochino al matadero. Por otra parte y para maximizar la satisfacción acabas por ir a deshora (a las ocho en punto o mas tarde de las ocho cuarenta y cinco) intencionadamente para que Candeque se meta contigo por ir tarde o por ir pronto (si no es por una es por otra, Candeque es asín).
Tendremos que esperar a las fechas estelares de Star Trek para que inventen el Generador de Curvatura y por ende el teletransporte para poder ir a almorzar a Candeque aunque nos encontremos en la constelación de Orión. La pega es que se iría apuntando toda la tripulación del Enterprise y al final daría pol saco almorzar a revuelta de Vulcanianos, Rómulos, Klingons y toda esa jarcia que... ¡hostias!, creo que me estoy yendo de la idea original del post...
Bueno, que almorzar en el Candeque es un placer.

5 comentarios:

Inde dijo...

La blogosfera toda puede dar fe de que lo que cuentas es asín, sobre todo en cuanto a Candeque hijo: el día que hicimos el Taustellón, por otra parte de mal recuerdo merced al cura, compensó por completo la comida en Candeque y lo que nos reímos con el Ángel. Y es que no era para menos: uno de los bloggers... ¡era de Ejea! ¡Y con mu buen humor! Así que había material abundante pa dale a la pelada.

Como colofón, el Ángel hijo tuvo una despedida inolvidable: como eran carnavales, nos dijo adiós a todos disfrazado de tomate...

Nosotros, como lo tenemos difícil eso de ir a las 8 de la mañana los sábados a Candeque, al menos vamos educando a nuestros hijos en estos notables rasgos de nuestra cultura tradicional, y todos los sábados organizamos en casa unos almuerzos que tiembla el misterio y que harían también temblar a los nutricionistas si vieran comer a mis hijos. Temblarían de envidia, claro.

miguelgato dijo...

Pues los mios comen mas quiuna vuelta diarba pero no son de almorzar los jodios, devoran los güevos pero si son para cenar. Me imagino que la afición les vendra con la edad, angelicos.

Anónimo dijo...

Donde esten unas gambicas..............

Alfonso dijo...

Pues para mi el almuerzo perfecto es aquel que sabe combinar los elementos fundamentales de los almuerzos, estos son el huevo, el cerdo (llamese panceta, chorizo, longaniza, papada...), las patatas y el pimiento, a ser posible del piquillo. Asi conseguimos un plato energetico y saludable que acompañado con un vaso de vino con gasosa y media barra pan de Polo rozamos la gloria gastronomica, que tome nota Ferran Adriá y se deje ya de espumas y emulsiones.
No quiero olvidar a los restauradores taustanos que ofrecen almuerzos increibles, ademas del Candeque, Las Cubas, Torreon, el Cado y Stop. Buenos platos y mejor trato.

miguelgato dijo...

Nada que objetar, veo que eres un gran almorzador, solo con que nombres la papada ya se ve.
Ferrán Adriá es un moñas del 15 pero a la vez mas agudo quel cópón.