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jueves, 11 de febrero de 2010

Betoré.

Así era como le llamábamos en casa, mas que por su nombre por su apellido, mi padre se había acostumbrado a llamarle así desde pequeño cuando venía en pantalones cortos a que le enseñase dibujo. Esta semana le han hecho un homenaje en la Casa de Cultura de Tauste al que todavía no he podido ir y un magnífico post de Inde en su blog me ha despertado las ganas de escribir un poco para recordar a este hombre que forma parte importante de mi vida y mis recuerdos, porque me he criado viéndole casi diariamente, era socio de mi padre.
Como decía, empezó a venir por mi casa para aprender a dibujar cosa que apenas le hizo falta porque poseía una gran facilidad innata para el trazo rápido y la creatividad, demasiado rápido se lamenta mi padre, que cuenta muchas veces que pecaba de ser poco meticuloso y hacía dibujos que de haberlos hecho mas despacio hubiesen sido la hostia.

Se hizo delineante, que por aquel entonces eran "los que dibujan" (igual daba un plano que un tocino) y montaron entre él y mi padre la "Oficina Técnica Arba" para trabajos topográficos tanto de rústica como de urbana. Por las mañanas trabajaban en Talleres Vigata dibujando a pulso despieces de maquinaria, hacían lo que ahora se llama diseño industrial, creaban máquinas propias y perfeccionaban otras "fusiladas" a la competencia. Arriba se puede ver uno de los dibujos de mi padre, demuestra el nivel que por los años 50-60 había en la oficina técnica de Vigata, poco Autocad.

Los trabajos de topografía los hacían por las tardes y fines de semana, después del trabajo de campo mi padre hacía el plano a lápiz y el Ángel lo pasaba a tinta, era una gozada que solo unos pocos privilegiados han tenido, verles dibujar con todos aquellos gadgets (por llamarlos de alguna manera) que había entonces: tiralíneas, plantillas de tipos, calcomanías de "letraset", portaminas y afilador de lija para la mina... Olía a tinta china, a goma de borrar y papel de ozalid en su primera sede que abrieron en la calle las Sigüetas cuando se les quedó pequeño el salón de mi casa. Allí vi yo la primera calculadora, volvía de la escuela obsesionado con ir a la oficina pa pegarme ratos y ratos haciendo operaciones aritméticas (no hacía otras operaciones y era enorme) por la simple satisfacción de teclear ese fascinante aparato.
También se les quedó pequeña esta oficina, entró en la sociedad Rafael Casajús, ingeniero agrónomo que empezó a traer proyectos de naves para medir, replantear y dibujar. Por aquel entonces ya habían comprado una mesa de dibujo con tecnígrafo de los nuevos y se mudaron a un local que compraron en la calle Las Almenas en el edificio del mismo nombre que acababan de construir.
Ángel me llamaba siempre "bardalero" o "chorrotero" y a veces bajaba a La Cabaña a comprarle Habanos, fumaba abundantemente pero aligeraba los cigarros, tenía una ceremonia muy peculiar cuando empezaba un paquete, lo golpeaba y prensaba durante un rato antes de abrirlo y cuando lo abría los cigarros habían perdido por lo menos un 15 % de tabaco. Para soltarlos aún mas, hacía algo así como usarlos de rodillo con la palma de la mano y los dejaba tan flojos que en tres caladas ya estaba ventilao.

En la oficina tenía muchas de sus maquetas y cosas raras que confeccionaba, no solo dibujaba, tenía una mano especial para hacer objetos con cualquier cosa, era una especie de McGyver que con dos cartulinas, rotuladores, tipex (blanqueaba todo con tipex de ese del frasquico con brocha) y goma arábiga te hacía el Alcazar de Segovia. De hecho tenía una maqueta de la iglesia de Tauste hecha en cartulina que la gente venía de propio para verla. Arriba uno de sus dibujos que fotografié un poco antes de su muerte.
También era muy dado a guardar todo, cualquier cosa algo curiosa que se encontraba era susceptible de ser incluida en su famoso Libro Gordo. El Libro es una especie de bloc a lo bestia cuyas páginas son cartulinas algo mas grandes de A3 que creo le prepararon en Gráficas Latorre. En sus hojas iba pegando fotos, trozos de programas viejos, facturas viejas de talleres emblemáticos ya desaparecidos, y otras curiosidades que si era necesario ilustraba él mismo con alguno de sus dibujos.
No le importaba un pimiento el orden cronológico de lo que iba poniendo, incluía los contenidos secuencialmente tal y como los iba consiguiendo o recopilando y no tenía ningún problema en garabatear fotos originales con flechas y círculos alrededor de objetos y caras. A él le gustaba así y punto pelota, igual en una página estabas viendo una foto del día de la inauguración del Somatén en Tauste y en la página siguiente ponía fotos y anécdotas de los Edwars (un grupo musical taustano de los años 60-70).
Tampoco era para el ningún problema aportar diréctamente sugerencias o cosas que le traían, si le gustaban y eran curiosas las pegaba y a tomar pol saco. Del mismo modo le era indiferente extraer cosas si se las pedían, en un par de ocasiones yo mismo le pedí el libro para escanear cosas que me hacían falta y en lugar de eso las arrancó sobre la marcha y sin pestañear mientras yo le decía "¡Para, para!", "¡hala tira!, bardalero, no te preocupes que ya las pegaré otra vez cuando me las devuelvas". Esta última práctica le costó en mas de una ocasión perder cosas que ya no le devolvieron y que algún cabrón tendrá pa su uso particular, el vicio de pedir (por pedir y luego no devolver) es algo que desgraciadamente ni se pierde ni se perderá.

Muchas veces pienso en la gran suerte que tuve de criarme frecuentando aquella oficina en la que aprendí montones de cosas (tanto de Ángel como de mi padre) sin darme cuenta. El simple hecho de estar con ellos, tanto viéndoles dibujar como en el campo midiendo hacía que te empapases irremediablemente de su metodología y "malicia" para el trabajo, que la tenían por toneladas.


Termino igual que Inde:


Ángel Betoré, in memoriam.

16 comentarios:

Harry Sonfór dijo...

Sería de natural obligatorio que todas las personas que se van a mejor vida contaran al menos con un cronista tan bueno como usted o Inde. Muchas gracias por esta bonita entrada.

miguelgato dijo...

Gracias a usté Harry por ser un lector tan agradecido.

Anónimo dijo...

D. Miguel, ha sido gratísimo leer este homenaje ofrecido a Angel Betoré,se siente, se palpa,que está escrito desde un inmenso cariño hacia el recuerdo de Angel,que si se me permite comparto con ud.

Yo le recuerdo siempre con su peculiar sonrisica,no se...como diciéndote si te veía desde la otra esquina...ya te veo ya...
Era cariñoso, si.
También me ha hecho recordar el escrito , ese o esos detalles que el tenía al coger en sus manos aquellos paquetes de Habanos,tabaco negro y fuerte,solté un siiiii,así era, chafaba sus Habanos y hacía con ellos el rito que nos describe Miguel con cada uno de los paquetes que caian en sus manos.

Me da por decir últimamente ( no se porqué)que nuestro pueblo ya no es el que era,siento que se nos han ido nuestros mayores,aquellas personas que cotidianamente teníamos costumbre de ver a diario o casi...y sigo diciendo que me estoy quedando sin referencia , me explico mejor...a los mas jóvenes no conozco a casi nadie, echo mucho de menos a todas y cada una de las personas que se nos van,no es facil olvidarlas y menos si en tu vida te dejan algun recuerdo alegre o no, pero recuerdo al fin y al cabo de su paso por su vida al aldo de la nuestra,huerfanos nos dejan...
Me uno al recuerdo de Betoré y allá donde esté le mando mi sonrisa...y mi aprecio.

miguelgato dijo...

La forma de vida actual es mas anónima o por lo menos eso es lo que parece. Desde hace 20 años para atrás como suele decirse, la calle y los bares en Tauste eran un hervidero de gente a cual mas peculiar que hacian que hubiese diversión todos los días.
El cambio debe venir precisamente por la falta de relevo de toda esa gente tan "rocera" y entrañable que ha ido desapareciendo y que es la que nosotros conociamos.
Creo que le estoy dando demasiadas vueltas al simple concepto de que nos hacemos viejos querido anónimo.
Sabiamente decía Karina que cualquier tiempo pasado nos parece mejor.

Un saludo.

Inde dijo...

Qué bonito, Miguel...

Sí, es verdad que tuviste mucha suerte: qué gozada lo que describes.

anagadner dijo...

Miguelgato, está usté que se sale, de verdá se lo digo, que lo mismo derrocha gracia que emociónY estoy de acuerdo con lo que dicen los vecinos de los recuadros de arriba, o sea que ná mas que decir.Bueno, si: continúeeee

(pordios, que bien se comenta ahora...)

Helter dijo...

Qué bonico todo, miguelgato...

Pero hay una cosa en la que no estoy de acuerdo con usted. No y no. Karina no decía sabiamente nada. Tontamente decía un montón de cosas, pero de sabiamente ni hablar.

miguelgato dijo...

Jijiji, tiemble Sonfór, voy a tomar el relevo con las señoras seguidoras de mi... ¡Huy, que estoy en directo!
Estooo... Anagadner me alegro de que comente bien.

Helter, esa es de las pocas frases (o mas bien la única) que la petarda de Karina dijo con algo de fundamento, y por que se la compusieron. Tiene usté toda la razón.

Chirriclan dijo...

Que bueno Miguel, estuve el lunes en la casa de cultura y seguí con mucho interés la charla de Enrique Gale y me encanto,aparte yo tenia mucho aprecio por Betoré, era amigo de mi padre ,eran de la misma cuadrilla y también jugaban al fútbol juntos,vi una foto de el y mi padre de 1959 jugando un partido en Tarazona(tenían 17 años) y encima el partido lo había comentado,como quedaron ,empate, y que estuvieron apunto de ganar a ultima hora, casi nada, luego en la exposición fotográfica que también inauguraron el mismo día , muchas de sus cosas que tu comentas y entre ellas ,un marchamo de la carnicería de mi abuela de 1969,que yo no tengo y el lo conservaba, también tengo un cuadro suyo de unos cerdos comiendo unas mazorcas de maíz, que le hizo a mi padre para la carnicería y tengo un dibujo de Tauste ,que me hizo a mi allá por el 2000, para mi primera página Web que hice.
Bueno yo también me quedo con lo buena persona que era.
Enorme Miguel como siempre.

miguelgato dijo...

Tu padre Chirri también pertenece a ese grupo de gente entrañable a la que recordar.

Un saludo.

M.S.C. dijo...

Se me cai el glarimon leyendo vuestros comentarios,por que yo,como casi tol mundo,conocia y tenia una cierta y buena relacion tanto con Betore,como con Paco Chirriclan ,y ciertamente son de la gente entrañable del pueblo,de los que dejan historias pa contar un dia en la barra diun bar,recordando a la gente que dejas pol camino y viendo,efetivamente,que taces viejo.

Por ellos y por mucha buena gente,nuestro reconociento desde la R.A.T.A.

laMima dijo...

Vengo tarde y a decir lo mismo que todos pero no me puedo resistir: que homenaje más bonito.
Que chulo haber vivido esas cosas y poder recordarlas tan bien y tan hermoso.
Sé que soy una cansada diciendo que envidio a los buenos dibujantes, pero es así. Mucho. Pero lo que hay que envidiar de verdad es la capacidad de observar alrededor, y valorar las cosas, y recogerlas bien vividas....
Leo aquí tanto de eso que me encanta.
Besos.

Anónimo dijo...

Gracias a El Patiaz por recopilar y guardar todos los tesoros de Ángel para disfrute del personal.
Muy acertado y emotivo el homenaje a su familia.

Canoso dijo...

GRACIAS "MIGUELITO", MUCHAS VECES LOS HOMENAJES MÁS SENCILLOS SON LOS MÁS EMOTIVOS.YO TAMBIÉN TENGO MUCHOS RECUERDOS DE ESA PRIMERA OFICINA QUE MONTARON LOS DOS JUNTOS ; Y TIENES TODA LA RAZÓN CON ESO DEL " TIPEX" ERA UN HACHA.
GRACIAS DE " TODOS".
RAÚL.

miguelgato dijo...

Oye, y que me he dejao de decir lo que le gustaba Elvis ¿eh Raul?.
Tenía bastantes discos de Elvis y en la oficina los escuchaba a veces en un casete.
Le gustaba mas que el tipex que ya es decir.

Canoso dijo...

Cuando se murió Elvis , me parece que fué en agosto , estábamos en Torredembarra, fueron las peores vaciones de su vida.